viernes, 27 de julio de 2007

Echo de menos al frío


Y de repente, echo de menos al frío del invierno. Las calles desiertas, barridas por el viento del norte. El paso rápido con las solapas del abrigo cubriendo el cogote. El entrar en los bares de camareros ociosos y la complicidad de una charla al calor de un té o un ron. Que si empeora, mañana no salgo de casa... Echo de menos el pasar la tarde entera escuchando y repirando un caldo que resucutará a los muertos. ¿Quién lo diría? Pasear a solas sobre la arena fría junto al mar. Sin saludar ni molestar a nadie. Poder volver sobre tus pisadas que nadie ha borrado todavía ni borrará nadie en los próximos días. Clamor de patos y gaviotas con repuesta en el eco de las calas. Silencioslargos y profundos. Silencios iluminados por las puestas de sol a media tarde. Ya es de noche y sin embargo todavía queda día por correr. O por andar y por llorar.
La foto está tomada el pasado mes de febrero en Binimel·là (costa norte menorquina)

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